viernes, 3 de junio de 2011

La evolución de los ictiosaurios, importantes depredadores marinos de la época de los dinosaurios, resultó gravemente afectada por una extinción masiva que tuvo lugar hace unos 200 millones de años. A esta conclusión han llegado los autores de un nuevo estudio.

Los ictiosaurios son animales prehistóricos icónicos, comunes en casi toda ilustración sobre la era de los dinosaurios, desde que fueron descubiertos hace 200 años por Mary Anning. Cientos de especímenes de estos depredadores con forma de delfín han sido hallados desde entonces. En su día, estas bestias fueron depredadores abundantes e importantes de los mares jurásicos.

Los ictiosaurios se originaron a principios del Triásico, hace unos 250 millones de años, y a lo largo de ese periodo evolucionaron adaptándose a muchos ambientes y adquiriendo una notable variedad de tamaños y formas. Su longitud iba de 0,3 a 20 metros, y su cuerpo variaba desde las formas largas y delgadas, hasta las corpulentas. Los de mayor tamaño probablemente se alimentaban de bancos de calamares, tragando individuos uno tras otro.

Todo esto terminó de manera abrupta a finales del Triásico, hace 200 millones de años, cuando una extinción masiva devastó la vida en tierra y mar. Esta catástrofe fue causada por erupciones volcánicas masivas debidas al proceso de apertura del Océano Atlántico entre Europa y América del Norte. Los gases volcánicos causaron olas de calor y la pérdida de oxígeno en los océanos.

La comunidad científica ya sabe desde hace algún tiempo que sólo tres o cuatro especies de ictiosaurios sobrevivieron a esta extinción. Sin embargo, hasta ahora se había venido asumiendo que los ictiosaurios se habían recuperado con éxito y retomado su antiguo e importante puesto en los ecosistemas marinos.



Con el uso de técnicas numéricas, los investigadores exploraron la gama de adaptaciones observadas en los ictiosaurios del Triásico (hace entre 250 y 200 millones de años), y en los del Jurásico (hace entre 250 y 145 millones de años).

Y han encontrado que, si bien existieron en el Jurásico tantas especies como en el Triásico, su variedad de formas y tamaños fue sólo una décima parte de la registrada en el Triásico.

El UNIVERSO

A pesar de que nuestros conocimientos sobre él aumentan cada día, sigue dando sorpresas. Nuevos y misteriosos objetos cuya mera existencia parece desafiar las leyes de la Física siguen apareciendo, a medida que los medios técnicos permiten a los astrónomos realizar observaciones más y más detalladas. Al mismo tiempo, los cuerpos y estructuras celestes que creíamos conocer mejor demuestran que no era así en absoluto. Para los miles de investigadores que viven con la mirada clavada en el cielo, el asombro es el estado de ánimo habitual. Lejanas estrellas individuales, a miles de millones de años luz, liberan inexplicablemente más energía que miles de galaxias juntas. Desde hace más de dos siglos, cientos de astrónomos de todo el mundo se reúnen periódicamente en el seno de la Sociedad Astronómica Americana para hacer público el contenido de sus observaciones. Como:
  •  Andrómeda, más grande Los astrónomos han descubierto que Andrómeda, la galaxia vecina a la Vía Láctea, en la que nosotros vivimos, es en realidad cinco veces más grande de lo que se pensaba. Tanto, que las estrellas de su halo llegan incluso a superponerse con las del nuestro, dando lugar a una continuidad estelar que nadie esperaba. Andrómeda, en efecto, se encuentra a más de dos millones de años luz de distancia. De las tres partes fundamentales de una galaxia, un núcleo con una densa población de estrellas, un disco y un halo, la tercera es, sin duda la más difícil de observar. Se ha conseguido detectar una población muy diseminada de gigantes rojas, enormes estrellas, menos brillantes que el Sol y en las últimas etapas de sus evolución. Y estas estrellas rodean a Andrómeda hasta almenos una distancia de 500.000 años luz de su núcleo central.  Para lograr el éxito donde otros habían fracasado, el equipo tuvo que desarrollar una técnica que permite aislar las estrellas que realmente son de Andrómeda del resto que aparecen en el mismo campo visual. 
  • Descubrimiento del primer ejemplo de quasar triple. Los quasares son los focos energéticos más poderosos del Universo y obtienen su energía de agujeros negros supermasivos. Al principio, los astrónomos, que usaron uno de los telescopios del observatorio Keck, en Hawaii, pensaron que la triple imagen se trataba de una ilusión óptica causada por la difracción de la luz. Pero un análisis más detallado reveló que, en realidad, se trataba de un sistema de tres agujeros negros.Los agujeros negros supermasivos suelen ocupar el centro de muchas, pero no de todas las grandes galaxias. Pero los astrónomos no se explican el motivo por el que también las galaxias más pequeñas tienden a albergar en su interior a estos auténticos monstruos espaciales.